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martes, 5 de mayo de 2020

La aventura de restaurar un papel


La restauración del papel sigue siendo para muchos una disciplina poco conocida. Frases como "¿El papel se puede lavar? ¿Reescribes el texto que falta? o el clásico ¡Qué paciencia tienes que tener!, acompañan la cotidianidad de la mayoría de compañeros de profesión. Junto a eso no es raro encontrarse, en el lado opuesto, con aquellos que piensan que "arreglar papelitos" es algo al alcance de cualquiera con un mínimo de manualidad y creatividad. En el post que Rita Udina publica en su blog se ofrece una visión divertida, casi infantil, de la restauración del papel. Con sus exageradas aventuras y el resumen posterior de las fases de la restauración, ayuda a acercar un poco más esta profesión sin perderle el respeto ni restarle importancia.

https://ritaudina.com/es/2020/04/24/proceso-de-restauracion-de-documentos-stop-motion-video/


lunes, 20 de abril de 2020

Las tintas metaloácidas y su tratamiento


Las tintas metaloácidas, las más utilizadas desde la Edad Media y hasta avanzado el siglo XX, son tintas orgánicas permanentes, de fácil elaboración y de un color oscuro que puede ir desde el negro o sepia, hasta el azul o el conocido como verdigrís (coloreado de mapas y planos) [1].

Son soluciones acuosas compuestas de taninos (ácido gálotánico en las agallas de plantas), sulfato ferroso (sal de hierro) y gomas naturales como aglutinantes (generalmente goma arábiga). Los compuestos metálicos reaccionan entre sí produciendo sustancias ácidas que degradan el papel, sumándose a otros factores de degradación intrínsecos, como la propia composición del papel, y extrínsecos, como la temperatura y sobre todo la humedad relativa, además de algunos aditivos de manufacturación.

El principal deterioro provocado por estas tintas es la corrosión, producida al combinarse los mecanismos de hidrólisis ácida y oxidación de la celulosa, que son catalizados por el ácido sulfúrico generado a causa del exceso de sulfato ferroso (mayor concentración de iones Fe2+ y Fe3+) [2] en el papel.

Los principales indicadores de alteración que estos mecanismos provocan son: oscurecimiento y fragilidad del papel, halos oscuros alrededor de la tinta y transferencia de la misma hacia otras zonas, como se puede ver en las imágenes siguientes, así como la perforación del soporte en último grado.





Ha habido una evolución desde los primeros tratamientos empleados para este tipo de tintas degradadas, centrados en la estabilización física, hasta los métodos más actuales que tienen su prioridad en la estabilización química de los materiales. Lo que se debe tener claro es que, para que un tratamiento sea completo y eficaz, tiene que:

1. Bloquear o ralentizar la oxidación acelerada: ESTABILIZACIÓN DE LA TINTA.
2. Detener la hidrólisis ácida, actual y futura: DESACIDIFICACIÓN.
3. Reforzar físicamente la tinta y su soporte: REAPRESTO Y LAMINACIÓN.

Antes de tratar las tintas hay que determinar en primer lugar si es verdaderamente necesarios, y proceder luego del siguiente modo:

A. Examen visual y pruebas puntuales con los que observar zonas de riesgo y dañadas.

Observación de la tinta con lupa digital DinoLite®

B. Pruebas químicas con tiras indicadoras de batofenantrolina para comprobar la presencia de iones de hierro libres y por tanto el riesgo de degradación.

Prueba con tira de batofenantrolina. Resultado positivo

El tratamiento acuoso con fitato de calcio propuesto en la década de los 90 por Neevel [3] ha sido el más estudiado y probado. Consiste en aplicar una solución acuosa que combina un quelante (ácido fítico) con un tampón alcalino (carbonato cálcico) que minimiza la reacción química de oxidación de la tinta [4], seguida de una desacidificación del papel con bicarbonato cálcico para aportar una reserva alcalina. El método que se suele usar para este tipo de tratamiento es la inmersión en baño pero, en función de la fragilidad del documento, se pueden recurrir a otros métodos como la aplicación por capilaridad o el uso de mesa de succión cuando el baño convencional sea arriesgado.  El último paso en este tratamiento sería la laminación o consolidación con gelatina tipo B (inhibidora de la corrosión). 

El tratamiento de tintas metaloácidas es un campo que aún sigue en estudio, sin haber llegado a una propuesta óptima, todas cuentan con aspectos negativos. En el caso del fitato cálcico son en relación al aspecto histórico y estético (desmontaje, pérdida de intensidad de la tinta, de soporte, etc.). Aún así  la gran mayoría de conservadores y restauradores lo apoyan como la alternativa más adecuada y natural. Otros profesionales también consideran que, teniendo en cuenta que un soporte ácido favorece la corrosión de las tintas, simplemente un proceso de desacidificación del papel sería suficiente para neutralizar esta degradación con la posterior laminación o consolidación pertinente .

[1]. BARBÁCHANO, Pedro: “Las tintas metaloácidas y su conservación”, pp.412, X Congreso de Estudios Vascos, Pamplona, 1987, pp.411-412.
[2]. Iones libres no unidos, solubles en agua, que son perjudiciales para sustratos orgánicos, tanto celulósicos como proteícos. 
[3]. NEEVEL, J. G.: “Phytate a potential conservation agent for the treatment of ink corrosion caused by iron gall inks”. Restaurator, 16(3),  pp. 143-160, 1995.
[4]. El agente quelante “secuestra” los iones de Fe, intercambiándolos por iones de calcio.

Puede obtener información de interés sobre esta materia en la página web "Iron Gallic Ink", mantenida por la Agencia del Patrimonio Cultural de los Países Bajos

Autora de la entrada: Laura del Pozo Moriel.


martes, 7 de abril de 2020

LA CONSERVACIÓN EN TIEMPOS DEL COVID-19


En estos extraños días que nos ha tocado vivir, surgen múltiples preguntas acerca de cómo cambiará nuestra forma de vida cuando, en un futuro indeterminado, podamos volver a nuestros puestos de trabajo. Los que nos ocupamos de colecciones bibliográficas y documentales tenemos que ser conscientes de que hemos entrado en una nueva era en la que ciertos virus pueden hacer nuestra tarea más complicada. En concreto, es lógico preguntarse qué sucede con el material que ha estado en contacto con alguien infectado por COVID 19. Pueden servir de ayuda en este sentido los enlaces que ofrecemos a continuación:

"Cómo actuar con los libros ante el riesgo de contagio por COVID-19" (Blog de la BNE)

"Cómo desinfectar los libros de la biblioteca en una pandemia" (Julian Marquina).




lunes, 30 de marzo de 2020



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PROBLEMÁTICAS DE CONSERVACIÓN EN LAS COLECCIONES DE VOLÚMENES FACTICIOS

Los tomos de varios o volúmenes facticios son aquellos formados por dos o más obras, encuadernadas juntas por deseo o necesidad del propietario. Esta práctica de unir en un volumen ediciones que presentan en algunos casos diferencias en sus características físicas, provoca problemas de conservación dentro de las colecciones de fondo antiguo por lo que, en muchas instituciones, se les presta una especial atención.

El fondo antiguo de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla custodia más de 2000 volúmenes facticios, algunos dispersos, pero la mayoría concentrados en segmentos del depósito. Es muy difícil clasificar los facticios por el tipo de obras que se contienen en cada volumen, si bien predominan géneros tales como relaciones de sucesos, sermones, alegaciones jurídicas (los llamados porcones), textos legales, piezas dramáticas, memorias y discursos. No se agota en estos géneros el tipo de material presente en los facticios. En todo caso, parece que en la mayoría de los casos lo que se busca en la construcción de un facticio es facilitar la custodia de obras que por su corta extensión (a menudo son hojas volantes, o pliegos sueltos) serían de conservación problemática en caso de haber permanecido aisladas.

Aparte del interés que revisten los volúmenes facticios por los géneros y las disciplinas de las obras que agrupan, nos interesa tratar aquí de las necesidades particulares que plantean en materia de conservación, la problemática a la que hay que dar respuesta. En el caso de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, a partir de 2018, con el inicio de la actividad del propio Taller de Restauración, se estableció que una de las principales líneas de actuación sería la conservación y restauración de esta colección.

Las complicaciones que pueden presentar se deben a las características formales propias de esta tipología de libros:
  • En muchas ocasiones agrupan colecciones de obras efímeras. Es el caso de los pliegos de cordel. Esta forma de literatura popular asequible se imprimía sobre papel y con tintas de baja calidad, por lo que han llegado a nuestros días muy degradados. 



  • Cuando existen diferencias en las dimensiones de las obras es muy posible que resulten dañados los bordes de aquellas de mayor tamaño.
  • Si la encuadernación se ha llevado a cabo en la institución puede suceder que cada obra presente patologías diferentes por haber estado expuestas, en otros momentos históricos, a diferentes factores externos. O incluso que convivan obras en perfecto estado con otras con graves carencias.


  • El sistema de cosido a diente de perro, que provoca problemas de legibilidad y desgarros por manipulación incorrecta, es mayoritario.

  • Para contrarrestar la debilidad del sistema de cosido es común la presencia de fuertes acumulaciones de cola orgánica en el lomo como refuerzo del mismo. Este adhesivo puede dañar gravemente las líneas de plegado.


  • En un alto porcentaje de casos se eligen encuadernaciones de pergamino flexible, aunque unidas sólo por cabezadas y guardas o incluso sólo guardas. Esto hace que sea común encontrar tomos con las encuadernaciones separadas del bloque textual con el consiguiente peligro a la integridad de las obras.

Teniendo en cuenta todo lo descrito, desde el departamento de conservación y restauración se ha llevado a cabo el siguiente procedimiento:
  • Revisión de todos los tomos de varios.
  • Elaboración de una lista de los volúmenes que necesitaban tratamiento, haciendo dentro de la misma se han hecho subgrupos en base a la gravedad y el tipo de intervención requerida.
  • En estos dos años se han llevado a cabo un total de 32 tratamientos de restauración totales o parciales, además de otras actuaciones de conservación preventiva como confección de estuches o fundas de conservación a medida.
Dichas acciones han mejorado la situación general de la colección, permitiendo un acceso seguro por parte del alto número de investigadores que suelen solicitar este tipo de obras.