Por Piedad Bolaños Donoso
La excelente labor de
digitalización de documentos antiguos llevada a cabo en la Biblioteca de la Universidad
de Sevilla está permitiendo dar a conocer a los investigadores documentos que
en su día ‘dudábamos’ que se hubieran consultado. En este caso concreto me refiero a los expedientes
matrimoniales de doña Feliciana Enríquez de Guzmán [1] que, buscados en su
momento, no conseguí localizar. Los había consultado Santiago Montoto de Sedas [2] que dijo haberlos encontrados
en el Archivo del Palacio Arzobispal de Sevilla. Hoy se pueden consultar en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, donde se custodian con la signatura A Mont. Ms. C28/3.
Durante la revisión de los archivos personales de Luis y Santiago Montoto, cedidos junto a la biblioteca por sus familiares a la Universidad de Sevilla en 1983, se han
encontrado los dos expedientes de matrimonio que llevó a cabo doña Feliciana:
el primero con don Cristóbal Ponce de Solís, en 1616; el segundo con don
Francisco León Garavito, en 1619.
Don Cristóbal era viudo de un primer
matrimonio -Mencía de Padilla- que no duró más de 21 meses, aproximadamente. De
eso ya habían transcurrido unos 15 años. Los dos testigos que presentó don
Cristóbal –don Juan de Oña Pertiguero, de 37 años de edad y doña Guiomar Biedma
y Solís, de 34- no eran sino su hermana y su cuñado, hecho que silencia
astutamente. Don Cristóbal declara tener 42 años por lo que la fecha de
nacimiento hubo de estar en torno a 1574/1575. Este dato nos lleva a deducir
que era unos cinco años más joven que su futura esposa. Su anterior esposa
-Mencía de Padilla- había muerto de “landre”[3] según dice su propio
esposo y ratifican los testigos, hecho que pudo ser la razón por la que el
monasterio de Santa Isabel rechazara acogerla en su iglesia y tuvieran que
enterrarla en Santa Marina. Doña Feliciana presentó por testigos a Cecilia de
Ayala e Isabel Hernández, probablemente vecinas de toda la vida y que podían
dar fe de lo que exigía este tipo de actos: no tener impedimento alguno para
contraer matrimonio. Cuando tiene que decir la edad doña Feliciana se ampara en
la socorrida fórmula de ‘mayor de 25 años’: ¡y tanto! tenía ya 47 años. El 4 de
junio se les concede autorización para que se celebre el casamiento.
El segundo expediente matrimonial
se inicia el 5 de septiembre de 1619. Hasta el 27 del mismo mes y año no se
toma declaración a los contrayentes y testigos. Por parte de don Francisco León
Garavito se presenta a Francisco Bayona,
clérigo de menores, y a Juan Barrasa, que vive en la collación de San Esteban.
Por parte de doña Feliciana declaran Francisca Segura y Juana de Porras,
mujeres que años atrás estuvieron en su casa, a su servicio. Se les otorga la
licencia para contraer matrimonio el 2 de octubre de 1619; lo hicieron efectivo
el 9 de ese mismo mes y año. Los contrayentes sí indican exactamente los años
que tienen: él cuenta con 51 y doña Feliciana, con 50.
Con estos documentos no se han
localizado las partidas de bautismo de los contrayentes, como era lo habitual.
Piedad Bolaños Donoso
[1] Piedad Bolaños Donoso, Doña Feliciana Enríquez de Guzmán. Crónica de un fracaso vital
(1569-1644). Sevilla, Secretariado de Publicaciones. Universidad de
Sevilla, 2012, pp. 374.
[2] Doña Feliciana
Enríquez de Guzmán. Estudio leído en la Real Academia Sevillana de Buenas
Letras el día 4 de diciembre de 1914.
Sevilla, Imp. de la Diputación Provincial, 1915.
[3] “Especie de seca ò tumor de la hechura y tamaño de
una bellota que se hace en los sobacos y en las ingles: y suele mui de
ordinario dar esta enfermedad en la garganta, y ahogar con brevedad al
paciente” (Diccionario de Autoridades,
RAE, Ed. facsímil, Madrid, Gredos, 1990).http://fondosdigitales.us.es/fondos/libros/9295/
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