miércoles, 29 de abril de 2015




Hartmann Schedel.
Liber chronicarum.
Nuremberg, Antonius Koberger, 12 julio 1493.
Biblioteca de la Universidad de Sevilla A 335/107

Conocida como la Crónica de Nuremberg, esta obra, a pesar de que existen muchos ejemplares de ella, tanto en España (en la misma biblioteca universitaria de Sevilla hay tres ejemplares) como en el extranjero, es muy apreciada por la gran riqueza iconográfica que encierra. Después de la Biblia ilustrada de 1475, se considera el libro más importante salido de las fecundas prensas de Anton Koberger, el más famoso de los tipógrafos que en su época trabajaron en Nuremberg.

Nacimiento de Eva


El autor, Hartmann Schedel, médico de gran cultura, que ejerció la profesión en su ciudad natal, Nuremberg, escribió esta especie de historia compendiada del mundo, que sería una más entre tantas otras de la misma índole como se prodigaron en el siglo XV, de no ser por sus 1.809 bellísimas xilografías de diferentes tamaños, que la ilustran con escenas bíblicas, ciudades, retratos de papas, reyes, etc., de las cuales algo más de la mitad se repiten. Así, por citar un ejemplo, se utiliza un mismo grabado para representar a Roma, Jerusalén y París.

Tan magna empresa editorial corrió a cargo de Sebald Schreyer, hombre muy culto y acaudalado que ocupó altos cargos públicos y fue muy favorecido por el emperador Maximiliano I, y de su cuñado Sebastián Kammermeister. Los grabados fueron obra del afamado Michael Wohlgemut y de Wilhelm Pleydenwurf. Según Adrian Wilson, quien ha estudiado a fondo la obra, es bastante probable que Alberto Durero hubiera ejecutado alguno de ellos, ya que por aquel entonces era aprendiz en el taller de Wohlgemut.



(Tomado de: Rocío Caracuel Moyano y Aurora Domínguez. Un tesoro en la Universidad de Sevilla: incunables y obras de los siglos XVI y XVII: Exposición. Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad, 1993).
Fotografía: José Delgado Lamela.

lunes, 27 de abril de 2015

UN INCUNABLE SEVILLANO: LA CONSOLACIÓN DE LA FILOSOFÍA

BOECIO, Anicio Manlio Severino.
Boecio de consolacion y Vergel de consolacion.
Sevilla, Meinardo Ungut y Stanislao Polono, 18 y 21 de febrero de 1497.
2 partes.
Donación de Manuel Andérica Martínez
Biblioteca de la Universidad de Sevilla: A 335/316


De consolatione philosophiae del noble romano Severino Boecio (h.480-524) representa una pieza singularísima tanto desde el punto de vista filosófico como desde el punto de vista literario. Además, la dolorosa circunstancia en que fue escrito, estando ya su autor encarcelado en Pavía esperando la ejecución, no hizo sino aumentar su interés y repercusión, que fue enorme en la Edad Media y en el Renacimiento. De ello da fe el hecho de que su difusión comprendiera no sólo el latín original en que se escribió la obra, sino también numerosas traducciones tempranas a las lenguas vernáculas, entre las cuales está el castellano. 

La obra se divide en cinco partes en las que se alterna prosa y versos, y posee un innegable espíritu pedagógico. Su autor quiso legar una síntesis del pensamiento de los filósofos antiguos en torno al tema de la teología. Esto explica en gran medida el éxito posterior de la obra, sin duda la más conocidas de cuantas escribió Boecio: de hecho, se conservan de ella unos 400 manuscritos de los que no ha podido realizarse un stemma fiable (aunque los especialistas suelen coincidir en que todos provienen de dos arquetipos distintos, uno escrito en mayúsculas y el otro en minúsculas: cfr. K. Büchner, Bemerkungen zum Text der Consolatio Philosophiae. Hermes, 1940, vol. 75, p. 279-297). Las ediciones de la obra, sola o acompañada de otros escritos de Boecio, son igualmente numerosísimas: en la Biblioteca General de la Universidad de Sevilla se conservan, por ejemplo, cuatro ediciones latinas del siglo XV1 y seis de los siglos XVI y XVII . 

Con relación a la versión castellana que presentamos aquí, editada en Sevilla en 1497, hay que decir que atestigua el gran interés que hubo en las prensas hispalenses por esta obra: otras ediciones con esta misma traducción están fechadas en 1499 y 1511, y con la traducción de Fray Pedro de Aguayo aparecerán a lo largo del siglo XVI nuevas ediciones sevillanas. Las tres primeras ediciones citadas presentan, además de la traducción del De consolatione, el Vergel de consolación, atribuido al dominico Fray Jacobo de Benavente. 



Esta edición de 1497 salió de los talleres tipográficos del alemán Meinardo Ungut y el polaco Estanislao Polonio, que acudieron a la invitación de los Reyes Católicos y se establecieron en Sevilla, donde llevaron a cabo una intensa actividad impresora. No se conoce con certeza el autor de esta traducción. Algunos especialistas como Pellicer y Haebler, entre otros, la atribuyen a Fray Antonio de Ginebreda; sin embargo, Marcel Bataillon indica que Ginebreda tan sólo realizó la traducción al catalán, de la cual deriva una versión castellana anónima aparecida por primera vez en Tolosa (Tolouse) en 1488 y recogida posteriormente en el ejemplar de 1497 que presentamos aquí.



(Tomado del comentario a esta obra por José Manuel García Valverde, para la exposición "La Antigüedad en el Fondo Antiguo de la BUS", en: 
http://expobus.us.es/mundoantiguo/ambito_148_240.htm)

viernes, 24 de abril de 2015

EL PRIMER LIBRO IMPRESO EN SEVILLA

Alfonso Díaz de Montalvo.
Repertorium quaestionum super Nicolaum de Tudeschis in libros Decretalium. Hispali: Antonius Martínez, Alfonsus de Portu et Bartholomaeus Segura, 1477.
Biblioteca de la Universidad de Sevilla: A 336/101



En 1992 Harry Wohlmuth adelantaba la fecha de inicio del primer taller de imprenta en Sevilla a 1472 o principios de 1473. En esa fecha habría salido del taller de Antonio Martínez, Bartolomé Segura y Alfonso del Puerto la Bula de indulgencias a favor de la cristianización de Guinea y las Islas Canarias, que perteneció al bibliófilo James P.R. Lyell, y que se halla actualmente en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Hay noticias de otras bulas fechadas en 1473, pero nunca se han hallada.

Hasta ese momento la fecha más temprana que podía darse con absoluta certeza para la aparición de la imprenta en Sevilla era la de 1477. En tal año aparecieron en Sevilla el Repertorium de Díaz de Montalvo y el Sacramental de Clemente Sánchez de Vercial, fechado el 1 de Agosto, obras ambas salidas del taller de los tres impresores. Aunque algunos bibliógrafos (Méndez, Escudero, Vindel...), hablan de otras ediciones anteriores muy complejas del Sacramental, también en Sevilla, han sido muy discutidas y hoy se descartan por completo.

El Repertorium del famoso jurisconsulto Alfonso Díaz de Montalvo, Consejero y Oidor de los Reyes Católicos, por cuyo encargo llevó a cabo la obra, es una recopilación de las leyes y ordenanzas del Reino de Castilla. En él -y así lo manifiesta Montalvo en el prólogo- recogió y sintetizó una copiosa doctrina jurídica expuesta por orden alfabético y tomada de diversos autores, especialmente de Nicolao Tudeschi, conocido también como el "Panormitano". La obra dedicada a don Pedro González de Mendoza, Obispo de Sigüenza, lleva el siguiente colofón, tantas veces analizado:

     "Si petis artífices primos quos ispalis olim vidit et ingenio proprio monstrante peritos. Tres fuerunt homines martini Antoniusatque de portu Alphonsus segura et Bartolomeus. MCCCLXVII "



En todo caso los tres impresores son los más antiguos que aparecen en la capital andaluza y, algo muy anómalo, son españoles, según se desprende de sus apellidos. No proceden de Alemania o de otros puntos de Europa, como es el caso de los que emplearon la nueva técnica en otras ciudades españolas durante los primeros tiempos de su implantación en el país. Dónde, cuándo y con quién aprendieron el oficio, son interrogantes de difícil solución.

jueves, 23 de abril de 2015

LA BULA DE FUNDACIÓN DEL COLEGIO DE SANTA MARÍA DE JESÚS





http://fondosdigitales.us.es/media/books/1185/pages/AHUSLeg608-13(1)_01.jpg



El 18 de diciembre de 1256 el rey Alfonso X dio un privilegio a la ciudad de Sevilla para crear en ella “estudio y escuelas generales de latín y arábigo”. Nada de ello se llevaría a la práctica. Siglos después en 1502, durante la estancia de los Reyes Católicos en la ciudad, su Concejo consiguió que el 22 de febrero los monarcas expidiesen una cédula autorizando la creación en ella de unos Estudios Generales, pero de nuevo tampoco fructificó el proyecto. 

Sería un hombre excepcional, Rodrigo Fernández de Santaella (“Maese Rodrigo”), canónigo de la Catedral Hispalense, Arcediano de Reina, maestro en Artes y Teología, y uno de los grandes humanistas de la Sevilla de entonces, quien lo pondría en marcha, pero a través de otros cauces, los pontificios. El 12 de Julio del año 1505 el Papa Julio II emitía la bula que autorizaba la erección del Colegio de Santa María de Jesús (futura Universidad de Sevilla), y la anexión a dicho colegio de los Beneficios de Alocaz, Gómez Cardeña, San Lorenzo de Sevilla, San Nicolás del Puerto y la Parra. 

En la Bula, entre otras disposiciones, se permitía la enseñanza de Artes, Lógica, Filosofía, Teología, Derecho canónigo y Civil y Medicina. También se autorizaba a Fernández de Santaella a redactar los Estatutos del Colegio que quedó bajo la advocación de Santa María de Jesús. Una nueva Bula de Julio II, dada el 16 de julio de 1508, amplió los privilegios contenidos en esta primera.

El edificio del colegio que estuvo en la actual Puerta de Jerez, debió estar casi terminado el 17 de mayo de 1506 en que se inaguró su capilla (única parte conservada) y en 1516 comenzaron a estudiar en el los primeros colegiales. Maese Rodrigo no alcanzó a verlo ya que había fallecido en 1509, pero había dejado redactadas las Constituciones del Colegio que, de derecho, pasó a titularse Mayor en 1633, aunque de hecho así venía denominándose hasta entonces.

(Tomado de: Rocío Caracuel Moyano y Aurora Domínguez Guzmán. Un Tesoro en la Universidad de Sevilla: Incunables y obras de los siglos XVI y XVII: Exposición. Sevilla : Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1993)


martes, 21 de abril de 2015

Antonio de Ulloa. La Biblioteca de un ilustrado

Exposición sobre la Biblioteca de Antonio de Ulloa (25 de marzo – 28 de junio de 2015)


VISITAS GUIADAS DE LUNES A DOMINGO
A LAS 12'00 Y A LAS 13'00

La Biblioteca de la Universidad de Sevilla y el Archivo General de Indias inauguraron el pasado día 25 de marzo una exposición sobre la biblioteca personal del científico y marino sevillano Antonio de Ulloa de la Torre Guiral.

En la muestra, que tiene lugar en la sede del Archivo de Indias, se presentan una amplia selección de libros de los siglos XVI a XVIII, que o bien pertenecieron a Ulloa o se relacionan directamente con su formación como marino. 



Los libros proceden en su mayoría de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, aunque se han incluído también libros e instrumentos náuticos del Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando, y una serie de documentos del Archivo de Indias que ilustran algunos de los episodios más significativos en la apasionante biografía del almirante. 

El objeto de la exposición es dar a conocer la presencia en la Biblioteca Universitaria de la biblioteca de Ulloa, que fue adquirida por compra a mediados del siglo XIX, y profundizar en el conocimiento de un sevillano que, a pesar de ocupar con todo merecimiento un puesto entre las figuras de mayor peso intelectual en la España del siglo XVIII, sigue siendo para muchos un perfecto desconocido.

Los libros de Ulloa, identificables por un bello exlibris, los más de ellos encuadernados en pasta española, constituyen en su conjunto un ejemplo muy revelador de lo que era la librería de un ilustrado en la segunda mitad del Siglo XVIII, un ilustrado además que a sus intereses científicos unió los derivados de su actividad política y militar.

El conocimiento de la colección de libros de Ulloa ayuda a ilustrar hitos fundamentales en su carrera como científico y como marino, como el viaje a Ecuador en la expedición científica enviada a América del Sur para medir un grado del arco del Meridiano a la altura del Ecuador, su relación con la Royal Society –de la que por cierto llegó a ser miembro--, o el procesamiento a que se vió sometido a raíz de su actuación en la llamada Campaña de las Terceras.

Otra circunstancia que aumenta el interés de los libros de Ulloa es la presencia de notas  manuscritas y dedicatorias de personajes de relieve en la historia de la ciencia en el siglo XVIII. El caso más notable es la dedicatoria autógrafa del presidente de la Royal Society, Martin Folkes, a Antonio de Ulloa, en la hoja de guarda de una temprana edición de los Principia de Isaac Newton, una de las piezas más notables de la exposición.

Aunque en la librería personal de un hombre como Ulloa están presentes obras de las más diversas disciplinas, destacan las relacionadas con la náutica –incluyendo libros de viajes y atlas de cartas náuticas--, la historia natural y las matemáticas. Un lugar especial tienen los cuatro tomos de la Relación histórica del Viage a la América Meridional, considerada una de las obras más importantes de la ciencia hispánica del siglo XVIII, ilustrada con una extraordinaria serie de grabados calcográficos que la convierten, además, en uno de los más logrados productos de la imprenta española.