jueves, 1 de febrero de 2018

UNIVERSIDAD DE SEVILLA


87 f., 7 h.- Sign.: A8-K8 L4 M4 [6].- Fol. L. red.- 3tam.- Inic. Grab.- Apostillas marginales.- Portada grabada.
Ejemplar procedente del Colegio del Angel de la Guarda de los carmelitas descalzos de Sevilla.

Se trata de la segunda edición de las Constituciones de la Universidad Hispalense. De la anterior, impresa en Sevilla por Francisco Pérez en 1584, se conserva un ejemplar en Madrid (Biblioteca Nacional, R.26540). El impresor de esta, Francisco de Lyra, fue el más profesional y prolífico de los muchos tipógrafos que trabajaron en Sevilla durante la primera mitad del siglo XVII.


La edición lleva un bello grabado anónimo en la portada, inspirado  en la pintura que hizo Alejo Fernández para el retablo del Colegio-Universidad con la Virgen de la Antigua y Maese Rodrigo arrodillado ofreciéndole simbólicamente el edificio de la Puerta Jerez que hoy puede contemplarse en la capilla mayor de su iglesia. Un grabado muy parecido, aunque de algo peor factura y más libre, ilustra la portada de la edición de 1701 firmado por Matías de Arteaga. De ella hay también ejemplar en la Biblioteca General con signatura S/203(1).

El contenido de esta edición de 1636 es el siguiente: Dedicatoria de "Ioannes Gundisalvi", Prior del Monasterio de Santiago de la Espada y Conservador del Colegio de Santa María de Jesús, a la memoria de Maese Rodrigo (f. 2-3), Proemio a las Constituciones (f. 4-5), estas en número de 86 (f. 5-45), Bulas de Julio II de 1505 y 1508 (f. 46-52), Testamento, en castellano y en latín, de Rodrigo Fernández de Santaella (f. 53-60), Estatutos y ordenanzas del Colegio nuevamente redactados por el canónigo Martín Navarro (f. 61-80), Memoria e instrucción para las pruebas de ingreso de los nuevos colegiales (f. 81-84), Indice de las Constituciones con el nombre del rector Don Antonio de Monsalve y Guzmán al pie y el colofón (f. 85-87).  En las últimas siete hojas, se encuentran las disposiciones de Felipe IV para la Universidad dadas en 1623 y 1633, y un formulario para el interrogatorio de los testigos en las pruebas de limpieza de sangre a las que debían someterse los aspirantes a ingresar en el Colegio de Maese Rodrigo.

La disposición del monarca fechada el 19 de septiembre de 1623, establecía que se aplicase en la limpieza de sangre el criterio fijado en su Pragmática del  del 10 de febrero de se mismo año. La del 5 de octubre de 1633, autorizaba al Colegio a conservar la prerrogativa que había venido gozando hasta entonces de titularse Colegio Mayor, diferenciándolo así con fuerza de ley de sus rivales en Sevilla, los Colegios de la Concepción y de Santo Tomás, y "para que no tenga ocasion de quexarse", dice el texto entre otras cosas.





(Tomado de CARACUEL MOYANO, R., DOMÍNGUEZ GUZMÁN, A., Un tesoro en la Universidad de Sevilla. Incunables y obras de los siglos XVI y XVII. Universidad de Sevilla, 1993)

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